Se cumplen hoy 3 años del inicio de una escalada de violencia en contra de Cristina Fernández de Kirchner que llegó a su punto máximo el 1° de septiembre de 2022 cuando intentaron asesinarla de un disparo en la cabeza.
El 10 de marzo de 2022 el despacho en el Senado de la entonces vicepresidenta fue destrozado. Esto sucedió mientras se discutía en la Cámara de Diputados el acuerdo con el FMI.
Y aquí estamos de nuevo -aunque Caputo diga que nada es igual a lo que ya pasó- otra vez un gobierno -integrado por los mismos de siempre- condena a los argentinos y argentinas a someterse a un endeudamiento criminal.
En el Arca de Milei ¿Cómo y con quién construyó su poder? se aborda el proceso de negociación con el FMI en junio de 2018 pero también el clima de violencia política en el que se votó un nuevo acuerdo con el organismo en 2022, la persecución judicial desatada contra Cristina Fernández de Kirchner y la ruptura del pacto democrático que implicó el intento de asesinato.
Todos los caminos conducen al Fondo: Argentina en su tercera crisis de deuda
“Tomar capitales a préstamo para reemplazar los capitales destruidos por la crisis, no es remediar la pobreza, sino agravarla; la riqueza de otro no es la riqueza del país. La deuda representa más la pobreza que la riqueza. Endeudarse no es enriquecerse, sino exponerse a empobrecerse por la facilidad con que siempre se gasta lo ajeno”, es la cita de Juan Bautista Alberdi con la que Cristina Fernández de Kirchner inicia el documento publicado el 14 de febrero de 2024 al referirse a la situación económica del país y a la crisis de deuda en la que estamos sumidos desde hace una década.
Se publicó hoy el DNU 179/2025 que confirma un nuevo acuerdo con el FMI. El programa adoptará la modalidad de un Extended Fund Facility (EFF por sus siglas en inglés), con una duración hasta 2035.
El presidente Javier Milei, habló el 1° de marzo en la Apertura de sesiones ordinarias que “dada la importancia estratégica que tiene este acuerdo para la Argentina”, el mismo sería enviado al Congreso, esperando que las y los legisladores adoptaran la misma postura que tuvieron con todos los demás, “que es acompañar desde sus bancas, apoyando al Gobierno”.
Milei omitió -en este punto-decir que el 11 de marzo de 2022 siendo diputado nacional votó en contra del acuerdo con el FMI enviado al Congreso.
No es lo único que ¿olvida? el “liberal libertario anarcocapitalista”: olvida las normas vigentes, desconoce la posibilidad de una Argentina soberana (aunque la promete libre y aborrece que sea justa) y avasalla la Constitución Nacional.
La carta magna, ese libro que hace unos días el presidente mandó a leer al diputado radical Facundo Manes -pero que ni se toma el trabajo de abrir- establece en su artículo 75 cuáles son las facultades del Congreso Nacional, en el inciso 4 enumera las facultades de contraer empréstitos sobre el crédito de la Nación y en el inciso 7 la de arreglar el pago de la deuda interior y exterior de la Nación.
Néstor Kirchner canceló en diciembre de 2005 la deuda con el Fondo Monetario Internacional iniciando un ciclo de desendeudamiento en Argentina, que culminó en 2018 cuando Mauricio Macri anunció un nuevo acuerdo con el organismo que se convertiría en el desembolso más grande de la historia.
Los 57.000 mil millones de dólares aprobados entonces superaron la cuota autorizada, pasando por arriba del propio estatuto del Fondo generaron un shock económico del cual no hemos podido recuperarnos. Las partes implicadas en la negociación reconocieron que se trató de un acuerdo “político” y se desembolsaron en total 44.867 millones de dólares.
En la Evaluación Ex Post (EPE por su sigla en inglés) del programa Stand By de 2018 publicado en diciembre de 2021 se determinó que: “El programa no cumplió con sus objetivos, a pesar de las importantes modificaciones de las políticas económicas. El aumento de los reembolsos, junto con la fuga de capitales de los residentes, ejerció una presión considerable sobre el tipo de cambio. A pesar de las intervenciones cambiarias más allá de las disposiciones del programa, el tipo de cambio siguió depreciándose, aumentando la inflación y el valor en pesos de la deuda pública, y debilitando los ingresos reales, especialmente de los pobres”.
No solo viola la Constitución el presidente, también desconoce lo establecido en la Ley de Fortalecimiento de la Sostenibilidad de la Deuda Pública sancionada en 2021, que en su artículo 2 establece que “todo programa de financiamiento u operación de crédito público realizados con el Fondo Monetario Internacional (FMI), así como también cualquier ampliación de los montos de esos programas u operaciones, requerirá de una ley del Honorable Congreso de la Nación que lo apruebe expresamente.”
Hay que reconocer una línea de conducta en el gobierno que en su primera versión de la Ley Bases pretendía derogar la norma que le impedía endeudarse sin pasar previamente por el Congreso.
El 8 de marzo de 2025 -dos días antes de anunciar la firma del DNU 179/25- Milei explicó en una columna de La Nación que el nuevo acuerdo con el FMI no implicaba nueva deuda y que los desembolsos servirían para fortalecer el balance del Banco Central, el mismo que prometió destruir en incontables oportunidades, pero que ahora usa como pretexto para conseguir las divisas que le permitan mantener pisado el precio del dólar y evitar que se dispare una brecha cambiaria que de por terminada la ficción de la inflación a la baja.
El DNU 179/2025 publicado en el Boletín Oficial lleva la firma de los ministros de Economía, Luis Caputo, de Desregulación, Federico Sturzenegger y Seguridad, Patricia Bullrich. Todos vinculados a momentos dolorosos de la Argentina: ajuste a los jubilados, megacanje, crisis 2001, regreso al FMI 2018, fuga de capitales, represión, Ley Bases (con RIGI incluido), Decreto 70/2023. De ineficiente a “mejor ministro del universo”, Caputo quiere convencernos de que “esta vez no será igual”.
En los fundamentos del DNU el Gobierno reconoce “la volatilidad de las variables económicas generada por la incertidumbre que provoca la baja calidad del activo del BCRA” y que “impide seguir el trámite ordinario de las leyes sin que pueda verse afectado el éxito del programa de estabilización económica, que impacta de manera directa en la disminución de la inflación y la reducción de la pobreza” . Reconoce la “gravedad” de la situación económica que hasta hace cinco minutos negaba. Habla de la necesidad de “garantizar el orden público económico” y busca evitar el impacto negativo en el escenario económico presente. Una estafa tras otra el presidente que lo único que ha demostrado es no ser un experto en crecimiento “con o sin dinero”.
Lo que se sabe del nuevo acuerdo -opaco y oculto- es que contempla el refinanciamiento de los pagos previstos para los próximos cuatro años y un período de gracia de cuatro años y medio antes de comenzar la devolución de los fondos. O sea: extiende una vez más los plazos de pago de la deuda, depositando en una futura administración la responsabilidad de cumplir con los compromisos asumidos o renegociarlos.
Según considera el gobierno, la firma del DNU los habilita para avanzar en el acuerdo con el Fondo. A partir de ahora, el decreto tiene fuerza de ley, al menos hasta que ambas Cámaras del Congreso eventualmente lo rechacen ¿Qué van a hacer los diputados y senadores que le votaron la Ley Bases y no quieren derogar el decreto 70/2023 en los que se funda este nuevo endeudamiento?
Shock político
Insurrectos es el nombre del capítulo que recorre los días previos y posteriores al tratamiento en el Congreso de la Nación del acuerdo con el FMI en 2022 y cómo se incrementó la violencia contra la entonces vicepresidenta de la nación:
El 18 de enero, la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner compartió una nota de su autoría titulada “Pandemia Macrista vs. Pandemia Covid-19” en su página web:
Se puede advertir con mucha facilidad que, en el año 2021, la pandemia macrista fue para el Estado Nacional incluso más costosa que la pandemia Covid-19. Pandemia macrista: 1,1% del PBI. Pandemia Covid-19: 0,9% del PBI. Y con un pequeña yapa: la pandemia macrista nos quita las divisas que tanto necesitamos como país porque al FMI hay que pagarle completa y exclusivamente en dólares… porque por más que le insistimos no nos acepta pesos.
Diez días después, a la sombra de un árbol en el parque de la Quinta de Olivos, el presidente Alberto Fernández explicó, en menos de cinco minutos, que Argentina había llegado a un acuerdo con el FMI. Un acuerdo que, según resaltó, no implicaba restricciones de ningún tipo ni condicionaba la soberanía:
–Teníamos una deuda impagable, que nos dejaba sin presente, ni futuro –dijo el presidente–. Ahora tenemos un acuerdo razonable que nos va a permitir crecer y cumplir con nuestras obligaciones a través de nuestro crecimiento. –Sin mencionar al responsable de la deuda que se estaba renegociando, convocó a mirar hacia el futuro–: La historia juzgará quién hizo qué, quién creó un problema y quién lo resolvió. Los invito a mirar hacia adelante.
El Ejecutivo envió el acuerdo al Congreso. Se trataba de una nueva deuda por parte de la por el mismo monto del acuerdo macrista de 2018. No mejoraba la curva de vencimientos y eso complicaría la sostenibilidad de la deuda. Cedía soberanía al establecer un cogobierno con el organismo mediante revisiones trimestrales y la imposición de políticas de ajuste. Las metas comprometidas lo convertían en un acuerdo inflacionario, que obligaba a devaluar la moneda, subir las tarifas para disminuir los subsidios y elevar la tasa de interés para fomentar los depósitos en pesos.
El jueves 10 de marzo comenzó el tratamiento del acuerdo con el FMI en la Cámara de Diputados. La madrugada del 11 se obtuvo la media sanción. Juntos por el Cambio fue el espacio que más votos positivos aportó. Solo un diputado de la fuerza se opuso: Ricardo López Murphy.
Entre los 37 votos negativos, aparte del ex ministro de Economía de La Alianza, estaba el de Javier Milei, quien consideraba que el acuerdo era cuestionable desde lo técnico y reprochable desde lo moral y así lo dejó en claro desde su banca del Congreso:
–No caigamos en el falso dilema –dijo el diputado libertario–. Sí, hay que cumplir con las deudas y honrarlas, hay que pagarle al Fondo, pero el ajuste no tiene que caer sobre el sector privado –decía Milei desde su banca de diputado y preguntaba–: ¡¿En qué están pensando?! ¡Estamos al borde del abismo y quieren seguir con la fiesta! ¡¿De qué responsabilidad me hablan?! ¡Los liberales votaremos en contra de esta porquería!
La mayor cantidad de votos negativos los aportó el oficialismo. Máximo Kirchner, que había renunciado a la presidencia del bloque en desacuerdo con las negociaciones y el entendimiento obtenido por el gobierno con el organismo internacional, fue uno de los 28 diputados del Frente de Todos que se opuso. Mientras transcurría el debate en el recinto, el diputado nacional se había trasladado al Senado de la nación donde se encontraba la vicepresidenta. Estaba en el despacho de Cristina Fernández de Kirchner cuando una lluvia de piedras hizo estallar los vidrios y comenzaron a romperse objetos en el interior.
Los efectivos de seguridad tardaron veinte minutos en desplazarse hacia donde se encontraban los manifestantes que continuaban arrojando piedras desde la esquina de Entre Ríos e Irigoyen. Para la vicepresidente, el ataque había sido intencional y hubo críticas al accionar de la Policía Federal que no intervino oportunamente.
Tras la publicación de un video donde la vicepresidenta hacía un descargo y mostraba cómo había quedado su despacho luego del ataque, el diputado nacional Ricardo López Murphy la criticó en las sus redes: “Señora, no le ponga poesía a la catástrofe, que es patético. Deje de victimizarse, los violentos son sus barrabravas”.
El 16 de marzo, la votación terminó con 56 votos afirmativos, 13 negativos y 3 abstenciones. Una vez más, fue Juntos por el Cambio el espacio que más votos aportó: 32 afirmativos 1 una abstención. Ni un solo voto en contra del acuerdo. Desde el oficialismo, 13 votos fueron negativos, 20 a favor y 2 abstenciones.
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Más información en El Arca de Milei ¿Cómo y con quién construyó su poder? Ediciones Futurock.

