El ingreso de Javier Milei al Congreso en 2021 y su posterior triunfo en el balotaje de 2023 no pueden entenderse sin tener en cuenta tres shocks previos: el regreso del FMI a la Argentina, la Pandemia y el atentado contra Cristina Fernández de Kirchner.
El presidente irrumpe en la política en un contexto de transformaciones sociales, culturales y económicas. Su llegada a la presidencia debe ser comprendida en su singularidad local, pero enmarcado en un contexto más amplio: las expresiones de la “nueva derecha” global. Políticos, partidos, intelectuales, fundaciones, institutos y tecno ricos.
Su figura no debería ser abordada simplemente por analogía con las derechas históricas (esto es: como un avatar local de los fascismos europeos), ni como reacción a “lo anterior” y sus “deudas pendientes”, tampoco como la última variable de la larga historia del anti peronismo en nuestro país.
Su singularidad radica en procesos de construcción de identificación a partir de nuevos consumos culturales (transversales a todas las clases sociales) con centralidad en un ecosistema mediático digital que puso en crisis el sistema de medios y una reinterpretación “por derecha” del concepto de “batalla cultural”.
Esta reconfiguración del mapa político no se agota en la figura de Milei. El “primer presidente liberal libertario y anarcocapitalista” no está solo y es parte de un fenómeno que lo trasciende, lo involucra y -por ahora- lo contiene.